Ana nos ha hecho llegar su testimonio que transcribimos cambiando solamente los nombres entrecomillados:

A partir de los 21 años comencé a tener depresiones. Al principio no sabía lo que me sucedía y me negaba a escucharme, yo quería ser como la gente que me rodeaba, estar bien, salir de fiesta, ligar…Yo he luchado en todo momento por llevar una vida normalizada.

En el 2000 tuve una recaída muy fuerte donde no me quedó otro remedio que ir a un psiquiatra y tomar medicación. Este señor me diagnosticó que era una enferma mental. Durante dos años estuve tomando una medicación muy fuerte, pero no cesé en la búsqueda de terapias para mejorar mi vida.

Primero comencé una terapia familiar con «Andrés», un gran psicólogo con el que continúo viéndome. Aquí empecé a poner palabras al sufrimiento que llevaba interno. Comenzaron a surgir las raíces de mi baja autoestima, de mis miedos, de mi poca confianza, de mi gran tristeza, poco a poco fui mejorando y me independicé, me fui a vivir sola a un piso de propiedad de mis padres.

Pasaron unos años, y la lectura de libros de autoayuda me cautivó, eso me llevó un día a leer un artículo de Victoria Baras sobre inteligencia emocional y caballos. El mismo día me puse en contacto con ella, me citó a su consulta y allí me planté para explicarle mi historia como depresiva crónica.

Victoria me hizo comprarme una libreta y buscar fotos de caballos, me dijo que los fines de semana asistiera a una hípica donde comenzaría a trabajar con sus caballos. Así que un domingo de noviembre de 2007 conocí a sus caballos. Jetz un caballo Apaloosa fue el que captó toda mi atención, me sentía muy protegida a su lado.

Victoria me hizo dibujar una caja donde metimos todos los truenos ( todo el sufrimiento, todo el pasado) la ocultamos bajo un tronco y me hizo coger a Jetz del ramal y saltar el tronco, como símbolo de superación personal. Cuando salté con Jetz se esbozó en mi rostro una sonrisa y en mi corazón surgió la alegría. Ese salto evocó la conexión con mi niña interior, con el juego y además iba acompañada de un precioso caballo.

Aquí empieza mi gran camino junto a los caballos, junto a Jetz durante más de 4 años. Jetz y Victoria me han ayudado muchísimo a seguir creciendo interiormente, me han ayudado a sanar las heridas. Jetz se a convertido en mi caballo guía.

Actualmente he mejorado mucho, ha dado un giro mi vida, he cuidado mucho mi alimentación, he comenzado a hacer mucho deporte, senderismo, yoga, meditación, soy canguro voluntaria de Tesorito. Un caballo viejo al que cuido con todo mi amor y él se entrega a mí como un gran amigo. Tengo que mencionar a Cheroqui otro caballo viejo con el que he salido de excursión por la montaña y me ha dado mucha confianza y seguridad.

«Manuel» es el dueño de Tesorito y «José» es el dueño de Cheroqui y los dos me han ofrecido sus caballos para que yo pudiese disfrutar de su compañía y de su nobleza, son dos caballos muy dóciles y he establecido una conexión muy bonita con ellos y me hacen mejorar día a día mi salud.

Me encanta el sonido de sus cascos, el ruido que hacen con la boca al pastar, me gusta el olor de su cuerpo, su calor, me encanta cuando se comen una manzana y les sale toda la espuma…me divierte verles revolcarse en la tierra. Soy una enamorada de los caballos!!!!.

JETZ ME SALVÓ LA VIDA!!

Espero que este relato de mi vida os sirva para hacerles llegar a otras personas lo terapéuticos que son los caballos.