Historia de las terapias con caballos

 

Históricamente los animales han formado parte de programas terapéuticos, con el fin de ayudar a las personas. Los griegos, daban paseos a caballo para levantar la autoestima de las personas que padecían enfermedades incurables.

Platón nos ha transmitido las tradiciones de curaciones hechas por los discípulos de Esculade, dios médico de los Griegos y de los Romanos, que trataban las enfermedades físicas por medio de la equitación.

Hipócrates (458-377 a.c.): en su libro Las Dietas, aconsejaba la equitación para regenerar la salud y preservar el cuerpo de muchas dolencias y sobre todo en el tratamiento del insomnio. Además de eso, afirmaba que la equitación practicada al aire libre hace que los músculos mejoren su tono.

Asclepiades de Prusia (124-40 a.c.): también recomendaba el movimiento del caballo a pacientes epilépticos y paralíticos.

Galeno (130-199 d.c.): consolidador y divulgador de los conocimientos de la medicina occidental, médico personal del Emperador Marco Aurelio (que era un poco lento en sus decisiones) recomendaba la práctica de la equitación como una manera de que Marco pudiera desempeñarse con mayor rapidez.

Merkurialis (1569): en su obra El arte de la gimnasia, señala que la equitación no solo ejercita el cuerpo, sino también los sentidos. En este tratado, explica que sea cual fuera la época, los ejercicios corporales han sido siempre utilizados para mantenerse en buena salud. El precisa igualmente que la equitación es la principal de estos ejercicios y que ella puede no solamente curar ciertas enfermedades sino también prevenirlas.

Samuel J. Quelmaz (1697-1758): médico de Leipzig, Alemania, inventó en 1747 una máquina ecuestre para demostrar como el problema del movimiento y los ejercicios físicos eran encarados por los médicos de la época. Esta máquina era una especie de grúa que imitaba de la mejor manera posible los efectos inducidos por el movimiento ecuestre. En su obra la salud a través de la equitación, encontramos por primera vez una referencia al movimiento tridimensional del dorso del caballo.

Diderot, en 1751, escribió en su enciclopedia un tratado titulado La equitación y sus consecuencias para mantener una buena salud y para encontrarla.

Así mismo se utilizaron caballos en terapia, en Inglaterra, en el Retreat de York fundado en 1792 por la “Society of friends”. Desde su fundación William Tuke, pionero en el tratamiento de personas con enfermedades mentales, sin métodos coercitivos, intuyó que básicamente los caballos, podían propiciar valores humanos en enfermos de tipo emocional, aprendiendo autocontrol mediante refuerzo positivo.

Gustavo Zander (1835–1920): fisioterapeuta sueco en mecanoterapia fue el primero en afirmar que la vibraciones transmitidas al cerebro de 180 oscilaciones por minuto, estimulan el sistema nervioso simpático. Zander comprobó esto, pero sin asociarlo al caballo. Casi cien años después, el médico y profesor suizo Doctor Rieder, jefe de la unidad neurológica de la Universidad Martin Luther de Alemania, midió estas vibraciones sobre el dorso del caballo al paso e increíblemente, corresponde exactamente a los valores que Zander había recomendado.

En el siglo XVII, se realizaron programas, en el que el caballo era un compañero más, en el tratamiento y rehabilitación de personas con un alto grado de discapacidad. Estos programas se iniciaron en Europa, y se propagaron por Estados Unidos en 1960, y actualmente existen más de 500 programas de equitación terapéutica para personas con discapacidad física.

En el siglo XIX, la literatura medica, ya contenía referencia sobre la bondad de montar a caballo, para tratar la gota, trastornos neurológicos, y la baja autoestima. En 1859, en Notes of Nursing, Florence Nightingale escribió:
Un pequeño animal de compañía, es a menudo, un excelente remedio contra la enfermedad, y especialmente para la enfermedades hospitalarias de larga duración. Un pájaro en su jaula, es a menudo, el único placer para una persona que está inválida durante años en la misma habitación. Poder alimentarle y limpiarle el solo le ayuda a recobrar la autoestima y le anima a hacer otras cosas”.

Posteriormente en 1897, los caballos en un 85%, de los casos de estudio intervinieron en el tratamiento de personas con epilepsia en Bethel Bielfield (Alemania). Hoy en día, es un sanatorio que atiende a 5.000 pacientes aquejados de trastornos físicos y mentales, y en el que los caballos forman parte activa del tratamiento, en donde cuidarlos es una parte importante del programa. Desafortunadamente no se cuantificó, no se anotó de manera sistemática, los efectos que los animales producían sobre los pacientes y el personal.

La relación del hombre con el caballo es tan antigua como el hombre mismo.

En el siglo XX, las bases técnicas y científicas de la utilización del caballo con propósitos terapeuticos y re-educativos nos han llegado de Noruega y de Dinamarca, particularmente de Elisabeth Bodiker, fisioterapeuta noruega. Su amiga Liz Hartel, campeona danesa de adiestramiento, fue atacada por la poliomielitis en 1943. Pudiendo desplazarse solamente en una silla de ruedas, decide entonces luchar. Gracias a la reeducación, mucho trabajo y sobre todo coraje, ella consigue volver a montar a caballo y obtener una medalla de plata de adiestramiento en 1952 en los juegos olímpicos de Helsinki.

Viendo este maravilloso resultado, Elisabeth Bodiker hace montar a caballo a jóvenes discapacitados de su clínica. Los resultados son tan buenos que las autoridades noruegas en 1953 abren un centro ecuestre para niños discapacitados motores y mentales.

En Francia, Hubert Lallery (masajista fisiosterapeuta) es el primero que en1962  hace un estudio de la utilización del caballo para re-educar una jovencita que sufría la enfermedad de Little (paraplejia espasmódica manifestada en los primeros meses de vida). En 1968, hace su primera conferencia sobre el tema y fundando la primera Asociación Nacional de Reeducación por la Equitación (A.N.D.R.E.).

Por su parte, Renée de Lubersac (psicomotricista) expone sus memorias:  Reeducación psicomotriz y equitación clásica.

Los dos crean en 1970 La asociación nacional HANDI- CHEVAL que tiene por objetivo el desarrollo de la práctica de las actividades ecuestres para las personas discapacitadas o con dificultades de adaptación, por los beneficios de toda naturaleza que ellas pueden dar.

En 1971 la enseñanza de la reeducación por la equitación ve la luz en la facultad de Paris VI. Renée de Lubersac asume la responsabilidad. Sus trabajos le permiten fundar, en 1975 la asociación por la especialización, la enseñanza y la búsqueda en las terapias de aproximación corporal (ASERTAC) luego en 1986, la federación nacional de terapia con el caballo (FENTAC).

Varios centros especializados ven la luz, centros donde se asocian psicomotricistas, médicos, psiquiatras, fisioterapeutas, educadores, hombres especializados en caballos para la práctica de esta terapia.

El caballo ha contribuido, en gran medida, al desarrollo humano, le ha permitido desplazarse a grandes distancias, ha colaborado en las tareas agrícolas, han sido pieza fundamental en las batallas y durante siglos han representado símbolos de poder.

Los beneficios terapéuticos del caballo fueron reconocidos desde el año 460 a.c. Hipócrates ya hablaba del saludable ritmo del caballo y a lo largo de la historia podemos encontrar muchas referencias a los beneficios físicos y emocionales de la equitación.

Las primeras investigaciones para demostrar el valor terapéutico de la equitación se fijan en 1875. Ese año el neurólogo francés, Chassaignac, descubrió que un caballo en acción mejoraba el equilibrio, el movimiento articular y el control muscular de sus pacientes. Sus experiencias le convencieron de que montar a caballo, mejoraba el estado de ánimo y que era particularmente beneficioso para parapléjicos y pacientes con otros trastornos neurológicos.

Al final de la I Guerra Mundial en Gran Bretaña una mujer llamada Olive Sands puso sus caballos a disposición del Hospital de Oxford para probar una especie de terapia con animales y pacientes del hospital. El éxito fue bastante más que razonable.

La gran diferencia entre la terapia a caballo y las que utilizan otros animales, delfines, perros, etc. es que puede llevarnos sobre su lomo beneficiándonos de su movimiento para mejorar nuestra calidad de vida.

La equinoterapia clásica en Europa refleja el modelo alemán muy extendido desde 1960, dónde es fundamentalmente los movimientos del caballo y la respuesta del paciente lo que constituye el tratamiento.

La terapia a caballo ofrece un abanico muy amplio de posibilidades a personas con problemas físicos, psíquicos, sensoriales y comportamentales.

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