La demanda de terapias asistidas con caballos está en aumento, especialmente en el campo de la salud mental. Estas terapias son conocidas por su eficacia en el tratamiento de trastornos del espectro autista en niños y adultos. Sin embargo, su uso se ha extendido a otras áreas, como el apoyo a las víctimas de violencia de género.

En España, y más recientemente en nuestro país, los caballos han demostrado ser valiosos aliados en el tratamiento de mujeres que han sufrido abusos. Los expertos en terapias ecuestres han observado que el contacto con estos animales puede aliviar el trauma psicológico y fortalecer la autoestima.

Las víctimas de violencia de género han encontrado en la terapia con caballos una forma de retomar el control de sus vidas. Josefina Pardo de Figueroa, psicóloga y presidenta de la Fundación Jujeña de Equinoterapia, ha compartido su experiencia en este campo.

Durante el último año, la fundación que dirige Josefina ha colaborado con la municipalidad de San Salvador de Jujuy en la implementación de programas terapéuticos con caballos para mujeres que han sido víctimas de violencia machista.

Josefina explica que los caballos reflejan nuestras emociones y reaccionan en función de cómo nos sentimos. El trabajo terapéutico comienza estableciendo un vínculo con el caballo, un animal de gran tamaño que hay que aprender a manejar. Este proceso puede ser frustrante y aterrador, pero con el tiempo y la ayuda de profesionales, las mujeres aprenden a montar y a dirigir a su caballo.

Este logro simboliza la recuperación de la confianza y la seguridad en sí mismas, aspectos que suelen verse afectados en casos de violencia de género. En última instancia, estas mujeres logran retomar el control de sus vidas.

La terapia equina se centra en varios aspectos psicológicos:

  • Mejora de la autoestima
  • Fomento de la confianza
  • Aprendizaje para decir no
  • Desarrollo de habilidades para establecer límites

El objetivo de estas terapias es fortalecer la autoestima y la seguridad personal. Josefina señala que las mujeres que participan en estos programas terapéuticos comparten una experiencia común: todas han sufrido vulneraciones en su vida emocional, psicológica, económica y social.

El cuidado de los caballos, que dependen de nosotros para su alimentación, higiene y cepillado diario, ayuda a las mujeres a tomar conciencia de la importancia del cuidado de los demás y del trabajo que ello implica. Muchas de ellas han comenzado a valorar más aspectos de su vida cotidiana y la importancia del autocuidado.

Después de un año de trabajo, Josefina ha observado cambios significativos en las mujeres que han participado en el programa. Muchas de ellas han vuelto a socializar, a trabajar e incluso a emprender sus propios negocios. Algunas habían dejado de hacerse chequeos médicos debido a su aislamiento, pero han logrado superar esta barrera.

Fuente: Jujuy al día